No deja de ser curioso que, algunos de los que no están de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia, se denominen a sí mismos "librepensadores" y que se jacten de tener una "mentalidad abierta". Enfatizan estas cosas (insisto, algunos, no todos) queriendo dar a entender que, quienes aceptamos las enseñanzas de la Iglesia Católica, no pensamos libremente, sino que somos unos simples "borregos", obedientes sin criterio ante lo que, afirman, "la Iglesia ordena que hay que creer", y que somos de "miras estrechas", pues no vemos la amplitud de la verdad (aunque algunos de entre ellos son más cautos, y en vez de "verdad", prefieren hablar de "realidad").
Para
empezar, téngase claro que la Iglesia no ordena a nadie creer nada.
Simplemente, como toda institución fundada en una doctrina determinada, propone
abierta y públicamente las convicciones sobre las que se basa el estilo de vida
que ella enseña (aún en medio y a pesar de los fallos de sus miembros humanos)
y establece los principios fundamentales que delimitan cuáles son las formas de
pensar, de sentir y de ser propios de ese estilo de vida y conforme a las
cuales, quien se ajuste a ellas, puede decir que es católico, o decidirse a
llegar a serlo; y que, quienes no se ajustan con ellas, pueden optar por dejar
de ser católicos, o por nunca llegar a serlo. Es decir, se trata de un asunto
de identidad de fe , de creencia, de ideología o de doctrina.
Eso es
apenas lógico: toda institución, todo colectivo, todo movimiento, toda
organización humana, requiere, para ser tal, de unos elementos identitarios,
ideológicos y doctrinales claramente definidos y sólidamente establecidos. O,
por citar un ejemplo, ¿Se imagina usted a un marxista que defienda el sistema
capitalista como el sistema socioeconómico ideal; que sostenga la necesidad de
las diferencias sociales de clases; y que, por ello, rechace la lucha de
clases, considerándola, no el motor de la historia, sino, por el contrario, un
freno al desarrollo histórico de los pueblos? Obviamente que no… la persona que
sostenga tales cosas podrá considerarse marxista todo lo que ella quiera pero,
sencillamente, no lo es. Y los marxistas, hacen lo mismo que hace la Iglesia
Católica: enseñan, dan a conocer, sus doctrinas de forma que, quienes las
conozcan, decidan si se adhieren a ellas o no. Y lo mismo hacen los partidarios
de la doctrina de Nietzsche o de Freud; y los partidarios del liberalismo o del
conservadurismo; y los del federalismo o los del centralismo, etc.
Y, como
todo "colectivo humano-social", la iglesia tiene consciencia e
intereses políticos; es decir, se sabe habitando inserida en comunidades
nacionales concretas; y tiene necesidades y aspiraciones referentes a las
condiciones y las garantías de convivencia civil. Como consecuencia de ello, se
compromete en incidir proactivamente en la generación de propuestas y acciones
sociales, políticas y jurídicas de las comunidades en las que está inserida… al
igual que cualquier otro colectivo político-social.
Por
tanto, cometen un despropósito quienes afirman que la Iglesia no debe
"meterse en política", porque
es que la Iglesia (Ministros ordenados y fieles laicos) está conformada por
personas que, además de "feligreses", son ciudadanos… más aún, por
personas que antes de ser Católicos, fueron primero "ciudadanos" de
una nación, pues la ciudadanía se obtiene con el mero hecho de nacer en el
territorio de la nación, o hijo de padres que tienen determinada nacionalidad,
mientras que para ser católico hay que haber recibido el bautismo… y sólo se le
confiere el bautismo a quien haya nacido… ¿O es que acaso, el hecho de ser
"fiel" de una religión o credo determinado, conlleva a la pérdida de
los derechos de participación ciudadana? ¿Acaso por ser "feligrés" de
una Iglesia no se tiene el derecho a incidir en las condiciones sociales,
políticas y jurídicas de la nación? ¿Es que acaso por ser católicos dejamos de
ser colombianos?...
En fin,
retornando al asunto planteado inicialmente, quienes estamos de acuerdo con la
doctrina católica, no lo estamos por una "fe ciega", sino porque,
habiendo conocido las enseñanzas de la Iglesia, vemos en ellas un sistema
doctrinal claro, sólido, coherente, convincente y veraz, en el cual descubrimos
la revelación y la voluntad de Dios; y por ello, en ejercicio de nuestro libre
albedrío, de nuestro "libre pensamiento", nos adherimos a la Iglesia
y, concomitantemente, a su doctrina y su estilo de vida. Primero viene el
conocimiento, éste provoca la "convicción", que posibilita el
surgimiento de la fe plantada por Dios y, como resultado de ésta, se llega a la
obediencia; no al contrario, que es de lo que nos acusan los autodenominados
"librepensadores". No se trata, pues, de una obediencia ciega,
coaccionada e ignorante, sino de todo lo contrario: una obediencia consciente,
libre e ilustrada.
Así
mismo, tales "librepensadores" afirman que los "obedientes"
tenemos estrechez de miras. Es más bien al contrario: ellos, en su materialismo
a ultranza, niegan la existencia de cualquier otra "realidad" que, al
no ser sensible (es decir, perceptible por los sentidos: vista, oído, gusto,
tacto, olfato) no sea o no pueda ser demostrada empíricamente; por tanto, son
ellos los que se cierran a una amplia gama de realidades que escapan a la
experiencia empírica y, en consecuencia, a la demostración científica. Son
ellos los de miras estrechas, no nosotros:
son ellos quienes pretenden tomar experiencias como el amor o la
consciencia y reducirlas a simples mecanismos de interacciones bioeléctricas y
bioquímicas; son ellos los que reducen al ser humano a la calidad de simple
animal (un simio evolucionado) al negar la existencia del alma racional; son
ellos los que no vislumbran la grandeza del universo y de la vida al reducir su
origen y su desarrollo al resultado de un juego azaroso…
En
conclusión, para no alargar más un comentario que supuestamente debiera ser
"breve", si eres de los autodenominados "librepensadores",
te sugiero que trates de conocer mejor a, y a más de, quienes nos adherimos a
las enseñanzas de la Iglesia Católica antes de tratarnos a todos,
indiscriminadamente, de "borregos", "obedientes",
"obtusos", "cerrados", etc.; y, así mismo, revisa si tu
pensamiento es tan "libre" y "abierto" como crees, o si no
será que está condicionado o estrechado en alguna medida.
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