En la emisión de las 7:00 p.m. de anoche, en noticias RCN, en la sección "La cosa política", tras apuntar que la "Iglesia" logró aplazar la discusión acerca del "matrimonio gay", al igual que hace poco lograra también con respecto a la eutanasia, la presentadora de esta sección terminó diciendo: "La pregunta es si a esas cosas hay que meterles iglesia".
Tal posición, no es de extrañar, pues la orientación anti-eclesial (específicamente anti-católica) del canal RCN es bastante evidente, aunque resalta más cuando la Iglesia se pronuncia o incide en ciertos temas defendidos vehementemente (será que se disgustan si digo, como dicen de nosotros, "fanáticamente") desde la ideología de género, desde la comunidad gay, desde ciertos sectores aliados con las "empresas de la muerte", por mencionar sólo a algunos de los que se empecinan por menoscabar la influencia ética, moral y política de la Iglesia a fin de poder imponer los puntos de vista de ellos en la sociedad a través de los medios de comunicación social y de la legislación de la nación.
Lo que sí es de extrañar, y sumamente lamentable, es que tal idea sea apoyada por algunos "católicos" (así, entre comillas, porque alguien que no está en comunión con las enseñanzas de la Iglesia no es auténticamente católico, así pudiera haber sido bautizado por el mismo Papa). Tal afirmación se hace en el entendido popular de que la Iglesia es "los curas y las monjas". Pues bien, parece que, a pesar de que se ha dicho tantas veces desde el púlpito, la radio, la televisión y de los diversos medios impresos, hay que repetir una vez más que la Iglesia está constituida por todos los fieles cristianos (ministros ordenados y laicos)… la muestra de ello es que, si se revisan las firmas presentadas por la Iglesia para conseguir los aplazamientos mencionados al principio, se hallará que las firmas allí consignadas son, en su mayoría, de civiles (laicos), no solamente de "curas y monjas".
Acerca de si la Iglesia puede (y debe) o no "meterse en política", así como en otras esferas de la vida nacional, ya dije algo en: "APUNTES BREVES 06: ENTRE LA OBEDIENCIA DE LA FE Y EL LIBREPENSAMIENTO: ¿QUIÉNES SON LOS "CIEGOS"?" y en "APUNTES BREVES 07: DEMOCRACIA: ¿SINÓNIMO DE DEFENSA DE LAS MINORÍAS POR ENCIMA DE LAS MAYORÍAS?". Acá añadiré lo siguiente: si la comunidad gay, las feministas, y los "agentes de ventas de las empresas de la muerte", se valen de sus representantes para "ponerle la cara" a sus reivindicaciones ante el gobierno y los legisladores de la nación, ¿por qué la Iglesia en Colombia, que también es una comunidad, y una organización social constituida por ciudadanos colombianos, no ha de poder valerse de sus representantes (incluso los que pertenecen al clero) para presentar sus reivindicaciones? ¿Por qué, mientras tantas organizaciones de diversa índole se manifiestan, reclaman y hasta exigen sus propios intereses, la Iglesia ha de hacerse a un lado, y declinar al derecho que tienen todos los ciudadanos y las organizaciones de expresar libremente sus propias reivindicaciones y de aspirar a que éstas (racional, democrática y jurídicamente sustentadas) sean escuchadas, aceptadas y, si es del caso, positivadas en la legislación nacional? ¿Acaso es que los católicos somos una clase especial de habitantes del territorio nacional que no somos considerados ciudadanos y, por tanto, no tenemos derecho a incidir en las políticas y la legislación nacionales?
Yo invito a todos los católicos que lean estas líneas a que se "pongan la camisa de católico", que demuestren que lo son apoyando a la Iglesia cada vez que ella se manifiesta y que actúa en la defensa de los auténticos derechos de las personas. Y si es que resulta, estimado lector, que eres de los "católicos" que no están de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia (remito una vez más a lo que dije en "APUNTES BREVES 06: ENTRE LA OBEDIENCIA DE LA FE Y EL LIBREPENSAMIENTO: ¿QUIÉNES SON LOS "CIEGOS"?" y en "APUNTES BREVES 07: DEMOCRACIA: ¿SINÓNIMO DE DEFENSA DE LAS MINORÍAS POR ENCIMA DE LAS MAYORÍAS?"), pues a ti te invito a que consciente, libre y decididamente reconozcas que realmente no eres católico, y que actúes y hables en consecuencia, para que así dejes de ser (o no llegues a ser) de esas personas que, con respecto a lo que enseña y defiende la Iglesia, dicen: "Yo soy católico, pero…". Ahí dejo la inquietud, ya cada uno, en su fuero interno, decidirá cómo tomar esta invitación.
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